Jugar partidos amistosos representa un elemento integral de la temporada de fútbol y juega un rol especialmente importante en los preparativos tanto de verano como de invierno. Es un determinante que resume nuestro trabajo realizado previamente en los entrenamientos. Nos sirve como una verificación de las habilidades de nuestros jugadores o de las capacidades formativas del entrenador. La mayoría de los clubes deciden aplicar como solución clásica jugar un partido con un solo oponente, con la duración del juego prevista conforme la categoría por edad. Puede parecer que no haya nada complicado en la organización de un amistoso. Sin embargo, si lo miramos más detenidamente, resulta que algunos aspectos pueden crear complicaciones.
Contacto con posibles oponentes
El error más frecuente parece ser seleccionar a los mismos rivales una y otra vez, debido a la distancia relativamente pequeña entre los dos clubes y la familiaridad con el personal del otro equipo. Esta práctica detiene el desarrollo esperado de nuestro equipo. El hecho de conocer bien el estilo del equipo rival hace que el análisis y la preparación puedan verse comprometidas. Cada rival que sea desconocido implica un planteamiento completamente diferente y ayuda a desarrollar reacciones adecuadas. Esto y la necesidad de ponerse en contacto con los entrenadores de otros equipos representan un valor para cualquier entrenador.
Otra opción que goza de popularidad entre entrenadores y coordinadores a la hora de buscar adversarios es el uso de las redes sociales, donde se publican anuncios en portales y grupos de interés. Sin embargo, la larga espera de la aprobación de las solicitudes enviadas a menudo reduce las posibilidades de encontrar un buen oponente. Por otro lado, los entrenadores necesitan estar muy pendientes de su buzón y asegurarse de no perder ningún contacto.
Comprobación de la disponibilidad de jugadores y la reconfirmación
Cuando programamos un partido, debemos informar a nuestros jugadores para luego saber cuántos de ellos estarán disponibles. Por supuesto, este tema se puede discutir antes, después o durante el entrenamiento, involucrando también a los padres. No obstante, perderemos minutos extra y tendremos que esperar que todos los presentes recuerden el día del partido y que no se olviden de informarnos si cambian de planes..
Por si fuera poco, tendremos que dedicar más tiempo a hacer llamadas telefónicas a las personas que están ausentes y tener en orden las notas donde apuntamos los nombres de los disponibles.
En definitiva, cada día puede traer cambios radicales, por lo que cualquier entrenador prefiere asegurarse, uno o dos días antes del partido, de que nadie de los disponibles se haya caído de la lista. En ese momento aparece de nuevo la necesidad de hacer una docena de llamadas telefónicas a todos los jugadores.
Comunicación con los participantes
A muchos clubes les gusta planificar su agenda de juegos con anticipación para no tener preocupaciones en el último minuto. En el caso de que ya hayamos recibido confirmación de parte de varios equipos y por alguna razón tengamos que cancelar el evento o cambiar la fecha programada, no nos quedará más remedio que realizar varias llamadas para informar sobre esa modificación, explicar los motivos de la cancelación del partido y/o encontrar una nueva fecha para el evento. Además, tendremos que informar tanto a los jugadores como a sus padres, lo que nos obligará a enviar más mensajes y hacer más llamadas. Queda demostrado que ya con un solo amistoso se puede crear una gran confusión.
Evaluación después del partido
Para algunos, el resultado final de un partido amistoso es importante, ya que permite observar cómo un determinado jugador se posiciona en el campo y las decisiones que toma. A partir de allí obtenemos datos estadísticos. Contando con un asistente, el entrenador puede pedirle que tome notas evaluando a los jugadores. Cabe decir que pasar las hojas no es propicio para un rápido análisis post-partido, del que podríamos sacar conclusiones para el próximo microciclo de entrenamiento. Además, sucede que las observaciones apuntadas en caliente pueden no coincidir con reflexiones hechas posteriormente. La información recopilada debe ser breve y concisa. Un análisis realizado de manera sistemática permite observar el rendimiento de un jugador. En definitiva, eso ayuda a la hora de hacer una alineación óptima y realizar modificaciones en ella.
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